Nunca le pregunté. Nunca me interesé demasiado.
Probablemente pensaba que, si lo hacía, diría una burrada como siempre.
Entonces prefería observarla y escucharla desde el silencio antes que la
decepción inmediata.
Yo tenía mis sospechas, y recuerdo que me
sumergía en una ola de pensamientos cuando incrustaba mi mirada en su figura y
en sus movimientos, desde cómo se levantaba de mi cama, hasta cómo veía
deslizar su cabello por su desnuda espalda bailando por la casa hasta encontrar
el «libro», el mismo libro de siempre con la misma rutina melódica que me
envolvía todas las mañanas para perderle al cruzar el baño cerrando la puerta
con una delicadeza genuina pero devoradora, como aquel que cierra la puerta de
su alma para esconder su naturaleza.
Claro que la pobre no imaginaba que yo era
todo espectador de esa ausencia melancólica. Y allí, en aquel lugar de nuestra
casa, quizás ella podía encontrar su pedacito de privacidad. Alejarse de mí, de
mi presencia absorbente en su vida y de mi soledad avasalladora. Quizás ahí,
encontraba su escondite con aquel libro que jamás leí probablemente para
mantener intacto el misterio. Tal vez en ese escondite suyo, ella lograba
encontrar una epifanía en su vida.
Qué bonito y delicado.
ResponderBorrarUn besote
Aww, es precioso :3
ResponderBorrarescribes muy bonito :)
Veo que también habías estado ausente de Blogger, ¡ya somos dos! Ajajaja
Pasa por el mío si quieres, a ver si poco a poco me voy reintegrando en este mundillo :3
strelly-strelly.blogsopt.com
Chaus, besos :3
Te sigo :)
Escreves com muita intensidade e delicadeza, Jazmín. Que bom que retornou ao blog!
ResponderBorrarGracias Jazmín: El perfume de tus textos evoca al jardín perfumado.
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