Las manchas caían despacio por la pared, el liquido era rojo y un poco más oscuro por el color de las murallas, era cansador ver como corría lentamente para llegar al final, ver su caída como tortuga, sin mirar atrás y perdiéndose en el precipicio que le esperaba.
Su mirada clavada en el barranco lo cegó por completo aún cuando tenía la oportunidad de voltear atrás y parar; siguió su camino, jamás se detuvo, ni un minuto... no descansó, no respiró, no sonrió, siguió perdido en su rumbo, la mancha que caminaba como moribundo fantasma, lucía triste y desesperado y ya no dio más hasta llegar al final, si hay algo que hizo bien, fue jamás mirar atrás.
Quizás entonces hubiese parado.
Su mirada clavada en el barranco lo cegó por completo aún cuando tenía la oportunidad de voltear atrás y parar; siguió su camino, jamás se detuvo, ni un minuto... no descansó, no respiró, no sonrió, siguió perdido en su rumbo, la mancha que caminaba como moribundo fantasma, lucía triste y desesperado y ya no dio más hasta llegar al final, si hay algo que hizo bien, fue jamás mirar atrás.
Quizás entonces hubiese parado.